miércoles, 15 de febrero de 2012

Recomendaciones previas y III



Debes tener claro que si quieres ser locutor o comunicador has de esforzarse para conseguir los mejores resultados. No basta con ponerte delante del micrófono y confiar en tu capacidad. Es nuestro deber esforzarnos en emitir el mensaje de la mejor manera posible y así, cumplir con el derecho que tiene el oyente o espectador: Recibirlo con la mayor claridad.
 
Antes de ponernos delante de un micrófono, hemos preparado el mensaje que vamos a enviar (Recomendaciones previas I), hemos calentado todos los elementos que intervienen en la fonación (Recomendaciones previas II) y hemos comprobado que todo lo hemos hecho en muy poco tiempo. Observando los resultados llegamos a la conclusión de que merece la pena crear una pequeña rutina que incidirá positivamente en nuestro objetivo: Enviar nuestro mensaje con la mayor claridad posible.
Por último debemos prestar atención a algunas cuestiones que solemos pasar por alto y también son importantes.
 
- Cuando hablemos ante un micrófono, nuestras cuerdas vocales deben de estar siempre húmedas. Para evitar que se sequen hemos de tener a nuestro alcance un vaso o un botellín de agua. De no ser así corremos un alto riesgo de pasar por serios apuros (Carraspera, tos, pérdida progresiva de voz,…).
 
- Tenemos que tener mucho cuidado con la alimentación. Lo ideal es no comer nada antes de hablar por un micrófono y mucho menos frutos secos o dulces. Hablar con el estómago lleno puede dificultar la respiración. Procura no tomar bebidas muy frías que puedan irritarte la garganta (el vaso de agua que debes tener cerca, que esté templado). No tomes bebidas gaseosas que puedan provocarte “incómodas expulsiones de gases” ¿? como le ocurrió a este locutor hace unos años
 
 
- ¿Y el alcohol? Como diría el político, “me alegra que me haga esa pregunta”. El alcohol, NUNCA. Si vamos a hablar por un micrófono deberíamos pasar antes un control de alcoholemia. Cualquier bebida alcohólica es enemiga de los locutores. Crea en nosotros un estado de euforia irreal que en cualquier momento se puede volver en nuestra contra y si además es gaseosa como la cerveza, impedirá que podamos vocalizar correctamente.
 
Reconozco que yo sufrí los efectos de unas 3 ó 4 cañas (o lo mismo fueron más), cuando tenía veintipocos años. Estaba de bares con unos amigos y me encontraba pletórico: ocurrente, gracioso, extrovertido… creía estar en un estado inmejorable para presentar un programa de radio.
Llegado el momento fui a la emisora y comencé el programa. Entonces descubrí la desesperante realidad: No era capaz de vocalizar correctamente dos palabras seguidas de lo pastosa que tenía la boca, no podía centrarme en qué tenía que decir, la euforia provocada por la cerveza se convertía en todo lo contrario así iban pasando los minutos… ¡Un completo desastre! Prefiero no recordar cómo acabo aquello, pero lo guardo como un claro ejemplo de lo que no se debe hacer cuando hay que hablar en antena. No estuvo entre los cien mejores programas que he realizado en mi vida.
 
- Para hablar por un micrófono lo recomendable es hacerlo de pié, en posición vertical, para conseguir un óptimo aprovechamiento del aire que pasa a través de las cuerdas vocales y para facilitar nuestra respiración. Si os fijáis, las locuciones, canciones, doblajes, etc., que se graban en un estudio, siempre se hacen de pié.
 
Si por nuestro trabajo, radio o televisión, debemos estar sentados, es recomendable mantener la espalda recta. Son muchos los locutores que han adquirido el vicio de colocar el papel que tienen que leer encima de la mesa del locutorio y dirigen su mirada hacia él, inclinado la cabeza hacia delante y, por lo tanto, curvando la espalda hasta tal punto que el micrófono, que es el elemento que debe recoger nuestra voz, queda a la altura de nuestra frente mientras que el sonido que emitimos por nuestra boca va dirigido hacia la mesa. Esta situación, por muy absurda que parezca, ocurre constantemente. Hay que mirar hacia delante, con el tronco recto, apoyando la espalda en el respaldo del asiento. Así, nuestra voz saldrá completa, dirigida al micrófono. Si hemos de leer, el papel debe de colocarse delante de nuestros ojos, sujetado con una mano o en un atril de mesa. NUNCA lo pongáis en horizontal sobre la mesa. Repito NUUUNCA. Si aún no te he convencido, haz la siguiente prueba: Grábate leyendo un texto en voz alta mirando hacia delante, con la espalda recta y cuando lleves unos segundos, baja el papel y ponlo encima de la mesa, baja la cabeza, dirige la mirada hacia el papel y continúa leyendo. Verás qué diferencia de sonido hay en tu voz. Si lo haces, ya me contarás…
 
Hay más recomendaciones a tener en cuenta antes de ponernos delante de un micrófono pero prefiero que lo dejemos aquí.
 
Tú libremente has elegido ser locutor/a. Esto implica una responsabilidad. Desgraciadamente en nuestra profesión, y lo digo en voz alta, HAY MUCHOS MEDIOCRES. De ti depende no serlo. De ti depende mejorar tu capacidad de comunicador/a o conformarte con ser otro más del montón convencido de que no puede mejorar más o de que lo está haciendo bien cuando es todo lo contrario.

¡Ah! Y utilizar como excusa lo de "no tengo tiempo", no cuela. ¿Qué prefieres, buscar 5 ó 10 minutos de donde sea para prepararte antes de salir al aire o seguir siendo un/a mediocre?

3 comentarios:

  1. ¡Enhorabuena por el blog! Me parece muy interesante. Así podré seguir haciendo los ejercicios para mejorar.

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  2. Terminadas las tres recomendaciones sobre la lectura, pero volveré a ellas para que se me graben bien.

    Es maravilloso tener una página como ésta. ¡Enhorabuena, Ángel!

    Un saludo y muchas gracias por toamarte tanto trabajo en favor de otras personas y con ello, dejarnos aprender.

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