Leer correctamente significa interpretar adecuadamente un
texto y hacerlo llegar al oyente con la mayor claridad.
En el primero de los artículos hablaba de que el dominido de la
lectura en voz alta, precisa de varias fases: Formación, dominio de la técnica y entrenamiento
constante. Dentro del dominio de la técnica nos hemos detenido
en los errores más extendidos entre los lectores públicos: Bajar el tono de
nuestro timbre de voz al comenzar la lectura o leer con una entonación incorrecta
y artificial. Hay otros muchos errores menos “perjudiciales” que estos pero que
también hacen bajar la calidad de nuestro trabajo.
Un error habitual entre los locutores, sobre todo entre
los que se dedican a la publicidad es comenzar las frases marcando
exageradamente la primera sílaba de la primera palabra a pesar de ser una
sílaba átona (sílaba no acentuada). Por ejemplo, en el texto “Atención, compre antes del día 11 y ganará
una sartén…”, se marcaría equivocadamente la “A” inicial. Si cumpliéramos las
normas de una correcta entonación empezaríamos nuestra curva melódica desde
cero hasta la primera sílaba acentuada y por lo tanto acentuaríamos “ón”. Este
error es habitual en palabras que comienzan por vocal y que sirven para llamar
la atención del oyente: Increíble, impresionante, etc. (ver vídeo)
La lectura correcta en voz alta, se basa en el dominio de
la vocalización, la dicción, la entonación, el ritmo, las pausas, etc., en una
correcta entonación y acentuación de las palabras y además, en la
habilidad de llevar nuestra mirada por delante del sonido de nuestra voz.
Cuando pronunciemos una palabra, nuestra mirada debe de estar en 4 ó 5 palabras
a la derecha. No es nuestra voz la que
descifra el texto escrito y lo convierte en sonido, es nuestro cerebro. La
vista capta la información y la envía al cerebro, éste la asimila y la
convierte en sonido por medio de nuestro aparato fonador emitiéndola al
exterior con nuestra voz. Si conseguimos leer así, nos iremos anticipando a
posibles dificultades gramaticales, de pronunciación, etc. y comprenderemos
mejor el contenido facilitando su interpretación.
No te asustes. Después de leer el último párrafo puede
parecer muy difícil pero no es así. Voy a decirlo de otra manera. Para leer bien en voz alta, hay que leer
mucho en voz alta. ESTA ES LA CLAVE.
Entrenamiento constante
Vamos a partir desde cero. Para llegar a ser un buen
lector en voz alta es fundamental, LA
CONCENTRACIÓN. El lector público se despista muy fácilmente. Cuando leemos
un libro, lo hacemos con la intención de enterarnos de lo que dice. Nos
concentramos en comprender su contenido y si nos despistamos en algún momento,
retornamos a un punto anterior y volvemos a leerlo. La lectura ante un público,
debería de ser así y en cambio no lo es. ¿Por qué? Porque son muchos los
elementos que pueden desviar nuestra atención: ruidos inesperados, público
hablando, pensamientos ajenos a la
lectura, deseos de acabar, etc. Nuestra voz emite el texto que leemos pero
nuestra mente se encuentra en otro lugar, en cualquier escenario que nada tiene
que ver con el texto que estamos convirtiendo en sonido.
Es muy importante la concentración para evitar errores,
comprender la lectura, entonar correctamente, etc. Además, si no estamos
concentrados, difícilmente podremos adelantar nuestra mirada a nuestra voz.
Como decía al comienzo de esta serie de artículos, la
mayoría de los locutores o lectores no han tenido una formación específica para
poder usar la lectura en voz alta como herramienta profesional. La mayoría ha ido adquiriendo práctica y experiencia
ejerciendo su trabajo, lo que conlleva un alto riesgo para adquirir vicios y
errores.
Independientemente de si ese día ha hablado o no ante un
micro, todo profesional de la voz debería cada día dedicar al menos 10 minutos
a practicar la lectura en voz alta.
Es así de simple y de comprometido a la vez. 10 minutos de
concentración máxima, donde habrá que empezar desde cero.
EJERCICIO. (incluído en la página de ejercicios)
Elige un texto rico en expresividad. Imprime
una página a un tamaño bien grande. Como mínimo un cuerpo de 14 y a doble
espacio. Empieza a leer muy, muy, pero que muy lentamente, exagerando la
vocalización, forzando los músculos faciales, colocando correctamente lengua,
dientes, labios, etc. Siendo conscientes de la entonación que le damos a las
palabras, su acentuación, respetando los signos de puntuación y dibujando
correctamente la curva melódica. Insisto en la lentitud. Manteniendo ese ritmo lento,
muy lento, vamos a intentar adelantar nuestra mirada a nuestra voz algunas
palabras, poco a poco. Cuando veas que se acerca un punto, levanta la mirada
del papel y termina la frase sin mirarlo. Grábate y después escucha lo que has
grabado.
Este ejercicio te va a permitir controlar la velocidad,
ejercitar los músculos que intervienen en la fonación y mejorar tu
vocalización. Mejorar tu entonación y por lo tanto hacer más creíble tu
lectura. Mejorar tu interpretación y el control de las pausas.
Deberás practicarlo al menos durante 15 días a la misma
velocidad, con la misma lentitud, y cambiando cada día de texto. Pasado ese
tiempo deberás imprimirle poco a poco más velocidad. Serás tú con la
autocrítica quien decida si debe o no aumentar la velocidad. Tú debes decidir
si las grabaciones están bien o no. Si crees que no eres objetivo contigo, pide
ayuda a alguien de confianza que no te mienta y adule. Y que sea capaz de
juzgar tu grabación.
Cuando pasado un tiempo, llegues a leer con la velocidad
propia que requiere cada texto, deberás seguir practicando cada día 10 minutos mezclando
diferentes textos, de contenidos muy distintos entre si: poesía, prosa,
alegres, tristes, cuentos, monólogos, noticias, etc.
La practica diaria es básica para mantener e incluso
mejorar nuestro nivel profesional, para evitar y corregir posibles vicios, para
conservar nuestra personalidad y no dejarnos llevar por modas o estilos
perjudiciales. Hay muchos ejercicios para mejorar la lectura. Personalmente te
animo a que practiques los que potencien la
concentración.
A continuación mira y escucha el siguiente vídeo:
Acabo estos artículos dedicados a la lectura reiterando la
necesidad del profesional del micrófono de esforzarse por mejorar, El ritmo del
“día a día” hace en muchas ocasiones que centremos nuestra atención en otros
aspectos de nuestro trabajo sin darnos cuenta que todo el esfuerzo previo
deberá pasar obligatoriamente por la exposición ante el micro. Si ésta no es
correcta, todo nuestro esfuerzo previo habrá sido en vano.